viernes, 25 de noviembre de 2011

Balance general del año

Este es mi balance general de las cosas que aprendí durante el año y de las que no pude aprender porque para mi fue un cambio difícil pasar de la primaria a la secundaria. En la primaria, sobre todo en la materia Practicas del Lenguaje me resultaba fácil ya que para mi esta,como matemática, no eran materías en las cuales tuviera que estudiar, sino entender la explicación de la clase y con eso alcanzaba. 
Me di cuenta que no era así porque en el secundarío los contenidos son mucho mas amplios, los textos mas largos y yo no estaba acostumbrado a leer textos largos, en los libros leídos me costo mucho engancharme en la trama. Me perdía y tenia que volver a empezar porque era como si no hubiera leído nada, pero cuando termina el año me parece que me resultó mas fácil leer.
A mi me hubiera gustado mucho leer libros mas interesantes como Harry Potter o Crepúsculo, o sino alguna novela policial.
Respecto a la parte de sintaxis, lo comprendí bien y eso es lo que para mi me resultó mas fácil, aunque todavía tengo mucho que aprender, sobre todo en el uso de los tiempos verbales en la narración.
A mi me resulta difícil escribir porque no estoy acostumbrado, pero me di cuenta que con un poco más de esfuerzo se puede llegar a un nivel de escritura bueno.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Poesia del pan de Eladio Cabañero

Poned el pan sobre la mesa,
contened el aliento y quedaos mirándolo.
Para tocar el pan hay que apurar
nuestro poco de amor y de esperanza.
            
Mirad que el pan, entre el mantel,
más blanco que el mantel de hilo blanquísimo,
tiene, como señales de su hornada,
el último calor que no da el sol al trigo.
            
Mientras que nos invita,
mientras que da su premio conmoviendo
de dichosos temblores nuestras manos,
podemos merecer el pan de hoy.
            
Poned el pan sobre la mesa,
al lado de los vasos de agua sensitiva,
por donde el sol se posa mansamente
cribando luminosos los pequeños insectos
que encuentra en esa anchura que la da la ventana.
            
Ved que el pan es muy amigo de los niños y de los pájaros,
con sus blancas miguitas que se esparcen pequeñas,
en donde se atarean los pobres gorriones
y las palomas zurean y aletean
en la tranquilidad de las plazas y de las fuentes,
las mañanas limpias y soleadas,
cuando están los relojes diligentes, atentos,
porque las campanadas suenan muy dulcemente.
            
Ved que el pan es rugoso y recogido
y tiene los colores más humildes,
y puede compararse a todas las virtudes
y hasta a los cabellos blancos y piadosos de un anciano.
            
Poned el pan sobre la mesa,
junto al vaso de agua...
en esos momentos los que amamos pueden llegar,
pueden llegar empujando las puertas y quedarse maravillados,
porque el pan es el mejor recibimiento             
cuando los que queremos llegan a nuestra casa.

Para pensar en la mujer que amamos,
estando a solas reencendiendo su recuerdo,
el pan purifica el sobresalto y el remordimiento,
y podemos pensar en nuestros hijos
y elegirles los mejores, los más bellos juguetes,
y el pedazo de pan con la sonrisa torpe
del padre que quiere besar y abrazar mucho a su hijo
y no sabe de qué modo tocarlo.
            
Ay, también, los mendigos
con las manos extendidas a nuestra caridad,
que es lo mejor de ellos y de nosotros.
Mujeres
que tienen muchos pobres hijos pobres,
que los ojos les brillan mucho y los pómulos les escuecen,
que los cabellos se les enredan de bajar y subir hijos
del suelo.
Y porque los criminales y los renegados
aman el pan y a sus madres,
y porque los suicidas nunca cruzan los trigos,
y porque casi nadie lo mira sin llorar
a la hora de tener que confesar las culpas.
            
Poned el pan sobre la mesa,
junto al vaso de agua;
ponedlo con solemne esmero sobre la mesa
por ese sitio donde el sol dora el mantel, hilo a hilo,
y decid a los vuestros que se sienten
a rezar el Padrenuestro
de la comida en paz.

Poesia del pan de Gabriela Mistral

Dejaron un pan en la mesa,
mitad quemado, mitad blanco,
pellizcado encima y abierto
en unos migajones de ampo.

Me parece nuevo o como no visto,
y otra cosa que él no me ha alimentado,
pero volteando su miga, sonámbula,
tacto y olor se me olvidaron.

Huele a mi madre cuando dio su leche,
huele a tres valles por donde he pasado:
a Aconcagua, a Pátzcuaro, a Elqui,
y a mis entrañas cuando yo canto.

Otros olores no hay en la estancia
y por eso él así me ha llamado;
y no hay nadie tampoco en la casa
sino este pan abierto en un plato,
que con su cuerpo me reconoce
y con el mío yo reconozco.

Se ha comido en todos los climas
el mismo pan en cien hermanos:
pan de Coquimbo, pan de Oaxaca,
pan de Santa Ana y de Santiago.

En mis infancias yo le sabía
forma de sol, de pez o de halo,
y sabía mi mano su miga
y el calor de pichón emplumado...

Después le olvidé, hasta este día
en que los dos nos encontramos,
yo con mi cuerpo de Sara vieja
y él con el suyo de cinco años.

Amigos muertos con que comíalo
en otros valles, sientan el vaho
de un pan en septiembre molido
y en agosto en Castilla segado.

Es otro y es el que comimos
en tierras donde se acostaron.
Abro la miga y les doy su calor;
lo volteo y les pongo su hálito.

La mano tengo de él rebosada
y la mirada puesta en mi mano;
entrego un llanto arrepentido
por el olvido de tantos años,
y la cara se me envejece
o me renace en este hallazgo.

Como se halla vacía la casa,
estemos juntos los reencontrados,
sobre esta mesa sin carne y fruta,
los dos en este silencio humano,
hasta que seamos otra vez uno
y nuestro día haya acabado...