viernes, 21 de octubre de 2011

El Fín de la Medusa en el Reino de Realazia




El viejo Caíron jamás volvió a la torre de Marfil. Pero tampoco murió ni se quedó con los Pieles verdes en el mar de Hierba.  Su destino debía llevarlo por otros caminos totalmente insospechados…
El viejo Caíron se levantó de su lecho de pieles y luego cuando ya se había despedido de los Pieles Verdes, comenzó lentamente un camino de regreso a su hogar.
 Después de muchos kilómetros encontró un enorme muro de piedra el cual le costaría mucho atravesar. Entre las rocas, Caíron había descubierto una enorme figura de piedra, se acercó y pudo comprobar que se trataba de la figura de un humano, luego siguió caminando y las figuras eran cada vez más frecuentes.
 Después de un rato largo de caminata escondida detrás de una piedra, se encontró con una Ninfa -joven hermosa dotada de eterna juventud- quien con una dulce vocecita le preguntó por qué estaba rondando por estos caminos peligrosos. Cairon, quien no había  hablado con nadie durante tanto tiempo,( o no tanto quizá,) le  contó a la Ninfa llamada Keylee su historia y el porqué se su viaje al mar de Hierbas. A Keylee, quien escuchó atentamente su relato, le  resultó todo muy  extraño ya que el mar de Hierbas se encontraba a millones de kilómetros y nunca había oído hablar de la Emperatriz Infantil, la torre de Marfil, ni siquiera, del Reino de Fantasia.
 Keylee le explicó que estaban en otro Reino llamado Realazia. En Realazia no existía, ni había existido nunca la emperatriz infantil, ni  el mar de hierbas, ni los pieles verdes ni ninguno de los seres que habitaban en Fantasia.
Caíron, apenado y casi a punto de llorar, no podía creer lo que la ninfa Keylee le había contado. Ella lo acompañó por las grutas mostrando a las figuras de piedra y le contó que allí, en su reino,  la preocupación de todos era otra. Una horrible criatura llamada Medusa, quien en su juventud había sido una hermosa mujer, fue castigada por la diosa Atenea, con la cual ella había comparado su belleza. Atenea, entonces,  cambió sus hermosos rulos rubios por serpientes, haciendo que todo aquel que la mirara se quedara automáticamente convertido en piedra.
Caíron pensó en una solución y remedio al castigo de la diosa, que salvaría al Reino de Realazia.
Mandó a la ninfa Keylee a conseguir una flauta mágica, con la que suavemente encantó una por una a las serpientes que colgaban de la cabeza de Medusa.
Todos desde ese día en el Reino de Realazia, adoraron la llegadada de Caíron quien al poco tiempo se convirtió en Emperador Adulto de Realazia.